El gran revuelo provocado por el COVID-19 ha puesto el mundo patas arriba y destrozado millones de empleos y formas de ganarse la vida. La caída del 4,3% que sufrió la economía mundial en 2020 fue la peor desde la Gran Depresión y tres veces más grave que la contracción que se vivió durante la Gran Crisis de 2009, según refleja el informe de Situación y Perspectivas de la Economía Mundial de 2021 de ONU DAES.

Y lo que es más preocupante, la devastación propiciada por el COVID-19 se ha distribuido de manera muy desigual, viéndose los trabajadores peor cualificados, aquellos con peores ingresos, las mujeres, los emigrantes, aquellos que viven en la pobreza y otros grupos vulnerables los más afectados. Se estima que la crisis ha empujado a otros 131 millones de personas en todo el mundo a vivir bajo el umbral de la pobreza en 2020. Casi 800 millones se espera que continúen bajo condiciones de extrema pobreza hasta 2030.

El camino hacia la recuperación será largo y doloroso. El porcentaje de crecimiento para 2021 del 4.7% esperado apenas será suficiente para compensar las pérdidas económicas del pasado a?o. Mientras que los países resilientes, y a menudo ricos, puede esperarse que se reconstruyan y recuperen rápido, los más vulnerables, predominantemente en vías de desarrollo, serán los que sufran los efectos de la crisis de manera más profunda y marcada con un espacio fiscal limitado y una deuda insostenible como telón de fondo.

A medida que aumenten las crisis en frecuencia e intensidad en un entorno de emergencia climática, será necesario que los gobiernos de todo el mundo sopesen nuevamente los marcos tributarios y de sostenibilidad de la deuda, amplíen los programas de protección social, aborden adecuadamente los riesgos climáticos, den respuesta a las causas y consecuencias de una desigualdad que no hace más que aumentar y protejan a los grupos sociales más vulnerables.

Esto requerirán también de los gobiernos que resistan la tentación de abrazar de manera prematura medidas de austeridad, que dificultarían la recuperación. También harán frente a los retos de prevenir la subida de los precios de activos y la proliferación de burbujas financieras, amainando la creciente desigualdad y colocando la economía mundial en el camino de la recuperación inclusiva y sostenible.

Informe de Situación y Perspectivas de la Economía Mundial de 2021