A primeras horas de la ma?ana del 6 de febrero de 2023 dos terremotos de magnitudes 7,8 y 7,6 golpearon el sur de Türkiye. Según los datos oficiales facilitados en un ? publicado el 19 de febrero por la , estos fenómenos sísmicos tuvieron efectos devastadores, provocando graves da?os o derrumbamientos en 345.000 viviendas en 90.609 edificios, así como la muerte de 40.000 personas. Además, más de 108.000 personas resultaron heridas y 430.000 tuvieron que ser realojadas.

Martin Griffiths, Secretario General Adjunto para Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia de las Naciones Unidas realizó unas declaraciones en las que afirmó que esta crisis de proporciones colosales pondría realmente a prueba la generosidad, la solidaridad y la diplomacia a nivel mundial. Por su parte, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo que este era uno de los mayores desastres naturales de nuestro tiempo, e hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional pidiendo ayuda para los afectados por los terremotos en Türkiye y también en Siria.

Al poco tiempo de haberse producido este desastre natural, un gran número de personas, grupos e instituciones ofrecieron ayuda, y entre ellos cabe se?alar a las universidades de Türkiye que son miembros de la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI). Una de ellas es la , que tiene su sede en Elaz??, localidad próxima a los centros urbanos afectados por los terremotos. El Rector de la institución, Fahrettin G?kta?, se refirió al terremoto como “el desastre del siglo” y se?aló que para curar las “heridas” en las zonas afectadas” era imprescindible la cooperación internacional.

“El paisaje que contemplamos en las ciudades cercanas es de destrucción y muerte,” comentó Ceyda Akilli, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad. “Diez de nuestras provincias, especialmente en las regiones oriental y meridional, han sido borradas del mapa.” Explicó que, dada la magnitud de lo ocurrido y de sus repercusiones humanitarias, la Universidad había decidido abrir algunas zonas, como el gimnasio y las viviendas para invitados, para acoger a las numerosas víctimas que necesitaban alojamiento de emergencia.

Además, más de 24 ingenieros civiles que imparten clases en la Universidad estaban evaluando los da?os en las ciudades cercanas, mientras que los ingenieros geológicos de la institución estaban trabajando para determinar la posición exacta de ?las fallas en Hatay y Kahramanmara?. Ceyda Akilli explicó que se había organizado un gran equipo de voluntarios, formado por cerca de 1.000 personas entre empleados y estudiantes, que estaban ayudando a distribuir alimentos y a resolver problemas relacionados con los servicios de alojamiento, calefacción e higiene para las víctimas y, además, la universidad había donado 20 camiones con suministros.

Las autoridades de la universidad informaron también de que, tras los terremotos, el comedor de la residencia de estudiantes estaba funcionando a pleno rendimiento y diariamente se enviaban más de 3.000 comidas calientes a Malatya, una gran ciudad de la región oriental de Anatolia que había sufrido graves da?os a causa del desastre. En este mismo sentido, el hospital universitario también se había preparado para acoger a las víctimas que pudieron ser trasladadas a Elazig desde las provincias cercanas y estaba prestando servicios sanitarios de urgencia a todas las que lo necesitaban.

La?, otra institución miembro de la UNAI, respondió rápidamente al llamamiento. Esta institución de educación superior se encuentra en la ciudad de Kayseri, que resultó directamente afectada por los terremotos y en la que muchos edificios sufrieron da?os irreparables. Debido a ello, unos 2.000 ciudadanos se refugiaron en el recinto de la Universidad y permanecieron allí varios días después del terrible suceso. Además, en coordinación con las autoridades, la Universidad proporcionó alojamiento a las víctimas en los dormitorios de estudiantes.

La Universidad asegura que todas las personas que están durmiendo temporalmente en el recinto continuarán haciéndolo todo el tiempo necesario y la institución cubrirá sus necesidades más básicas, mediante un servicio de catering en el comedor de la universidad, entre otros. Además, se están utilizando las redes sociales para prestar apoyo a las víctimas, y los profesores del Departamento de Ingeniería Civil, conjuntamente con la Dirección Provincial de Medio Ambiente y Urbanización, están realizando inspecciones minuciosas y muy necesarias de todos los edificios afectados por los terremotos.

Ahmet ?oymak, profesor asociado y jefe del Departamento de Psicología de la Universidad, explicó que la institución ayudó a todos los estudiantes que residían en las zonas afectadas por el desastre. “Lamentablemente, muchos de nuestros estudiantes y de los miembros de nuestro personal han perdido a sus familiares, y nuestros asesores han prestado un gran apoyo psicológico a las víctimas de los terremotos,” comentó. Se organizaron seminarios dirigidos a las personas que duermen en el recinto de la universidad sobre cuestiones críticas relacionadas con la salud mental y sobre la manera en la que deben comunicarse con los menores durante este proceso.

Estos son solo dos ejemplos de la solidaridad de las instituciones de educación superior no solo cuando ocurren desastres naturales, sino también en otros contextos de conflicto armado y emergencias complejas.